miércoles, 27 de febrero de 2008

No te hagas ideas.


Idea s. f. 1. Representación que se forma en la mente sobre cualquier cosa.
[Exacto. Es simplemente una representación mental. Un pensamiento. No dice que necesariamente tiene que ser real.]

Tengo, junto a mi computadora portátil, una foto de Pamela. Se encuentra en una casa de playa y como fondo tiene a una palmera medianamente grande. Puedo pensar que esa foto es de este año. Hasta puedo pensar que fue a esa playa mientras yo estaba en Estados Unidos. Con algo más de suspicacia podría pensar que fue con un amiguillo cariñoso y hasta fue él quien le tomo la fotografía. Y ya con pensamientos e ideas novelescas y enfermizas, podría hasta especular que la sonrisita y la mostradera de brackets se la dedica a este muchachito, el cual ya comienza a caerme pesado ¿No es infantilmente estúpido todo esto? Cómo por un simple detalle ínfimo se puede hacer una novela. De estas que se asemejan a los casos de la respetadísima y veneradísima Dra. Laura Bozzo o de las que podrían hacerle la competencia a alguna protagonizada por la descostillada Thalía y el siempre bien peinado Arturo Peniche.

Hacerse ideas no tiene sentido alguno. Es una perdida de tiempo que, a buenas cuentas, lo único que trae es un manojo de confusiones bien armadas. Te convierte, a veces, en un incomprendido energúmeno. Y lo que es peor: puede llevar tu autoestima al quinto sótano del edificio de tu respeto propio. Y es que existen estos pensamientos en todo ámbito. Laboral, personal, sentimental, amical, etc. En todos estos, creo, las consecuencias serán casi similares a las de un cataclismo.

Un sinfín de puntos son los que pueden causar estos pensamientos poco saludables. Algunas amigas tienen como hobby el hacerse ideas sobre todo lo que les pasa alrededor. No es que sea machista (créanme, no lo soy), simplemente estoy siendo realista. Hay jovencitas que están cojudamente enamoradas y esto las lleva a un mundo de ideas que, usualmente, son ilusiones y hasta a veces pesadillas. Me explico, si el chico con el que están en una situación de gileo agarrativo no las llama por un día, el pensamiento de éstas será: si no ha llamado es porque no le importo. Sí señoritas lectoras, se que generalizo. Pero, podrían por un segundo entender que, durante la mañana, la tarde y la noche, también pensamos en otras cosas que no precisamente son ustedes. Existe el trabajo, los estudios, la familia, uno mismo, los amigos, la cerveza, el fútbol y quizás incluya en esta lista a los blogs. Tenemos vida también.

Otro punto. Si conocemos a alguna chica en el trabajo, en la universidad, en una reunion familiar, en un viaje, etc. No quiere decir que (hago hincapié en el NO), nos vayamos a enamorar y/o dejar afanar por esta nueva conocida. Discrepo totalmente. Tampoco quiere decir que esta señorita se haya enamorado perdida y obsesivamente de nosotros. Simplemente somos conocidos.

A estas alturas del post debo estar recibiendo, por parte de algunas amigas y conocidas, saludos poco gratos hacia mi madre. No creo haber faltado a la verdad en los dos párrafos anteriores. Pero si creo que me escapé, con triquiñuelas, de hacer un análisis por la conducta masculina. Sí, los hombres también lo hacemos. Espero no me expulsen de la sociedad de los machos cheleros y pichangueros pero, es verdad al fin y al cabo. Tengo amigos que se comportan de esa manera. Se hacen ideas totalmente equivocadas y esto les provoca ratos de celos que, usualmente, terminan en una discusión airada con la damita que, por esos días, les brinda cariño y buenos ratos en pareja.

Ejemplo clásico de típico hombre que vive pensando que tiene las predicciones más acertadas que Walter Mercado: “Esta flaquita me ha llamado cinco veces hoy, de hecho se le cae la baba por mí”. Claro, es que el recibir llamadas denota un cierto grado de interés sexual. Los hombres a veces vivimos ilusionados con que la chica de nuestros sueños, al menos nos de un señuelo o un cachito de bola. Nos creamos la fantasía y cuando chocamos con la realidad, el mundo se nos hace añicos. El único que queda mal en estas situaciones es el machazo de la película, el cowboy de la molina, el Clint Eastwood de chorrillos.

Mi conclusión de doctor corazón: No te hagas ideas. Es tonto. La realidad cuenta muchísimo. No tiene sentido crearse una imagen (pasajera o permanente) de algo que no sabemos si existe, es más conveniente mejorar la que ya se tiene. A mi parecer, el que dijo que el amor es hermoso y está lleno de ilusiones, se puede ir un poquito al carajo. El amor ni es hermoso ni está lleno de ilusiones. El amor simplemente existe, es real. Al menos yo, tan frío y casi un total simplón, no vivo con ilusiones y con ideas en mi cabeza. No me parece justo ni para mí ni para quien esté conmigo. Pregunto y confío.

Las ideas son solo ideas. No confundamos un pensamiento con la realidad. A veces resulta bueno pensar un poco antes de comenzar a pensar.

martes, 19 de febrero de 2008

Ya me suena a bastante.


Hoy me he levantado con un ligero bulto sobre mis hombros. Hoy me he despertado con un año más de vida. Hoy, con medio kilogramo más a causa del chorizo y la carne, me he dado cuenta que tengo 21 años. No sé si suene como una suerte de autodestrucción cronológica o una especie de achaque maligno de un veinteañero con aires de viejo amargado. Quizás me siento así porque vengo escuchando algunas melancólicas canciones de José Feliciano y uno que otro bolerito cantinero de Iván Cruz.

Me han preguntado cómo la pasé ayer. He respondido cosas como: Bien, tranquilo, conversando, comiendo, etc. Pueden llamarme aburrido o lo que sea, pero celebrar mi cumpleaños, con litros de alcohol y cientos de vasos plásticos, es algo que, por el momento, no me interesa. Lo he hecho. Sí. Años anteriores he celebrado mi cumpleaños con amigos y amigas. Como diría en mi lenguaje coloquial: La pasé de puta madre. No puedo negarlo. Hasta baile reggaeton en cierta ocasión e incluso me dejé tomar más de cuatro fotos en pose de modelo de empresa de transporte andino.

Insisto. No me considero un niño-viejo ni nada que se asemeje a esa situación anímica y emocional. Tengo 21 años e intento comportarme como tal. Aún no tengo ni la edad , ni los medios, para hacer ciertas cosas que quisiera hacer. Simplemente trato de no pensar en mi paso cronológico y seguir viviendo mi día a día como siempre.

Un par de veces me he imaginado de unos 40 años. Espero, para ese lejano tiempo, no haber pasado por el riguroso trámite del examen dactilar urológico para descartar una anomalía en la próstata. No sé si tendré, para ese entonces, una esposa que escuche música electrónica conmigo. No sé si seré el profesional perfecto y casi idolatrado que espero ser. Al contrario. Me suelo imaginar como todo un mamarracho de adulto. Quizás con lentes por haber pasado gran parte de la adolescencia pegado al monitor de la computadora. De repente con un problema de eyaculación precoz a causa de mi virginal temor de ir al urólogo y mostrar, en nombre de la ciencia, mis partes más pudendas. Intuyo que, a esa edad, usaré zapatos y no zapatillas. Mis pantalones no andarán cayéndose y no mostraré mi ropa interior con la usual indecencia que ahora profeso. Incluso he llegado a pensar, con algo de malicia, que me peinaré con raya a la izquierda y hasta me echaré gel fijador para cabello mixto.

Ya me duele pensar que pasarán varios años antes que me vea hecho todo un cuarentón. A veces siento que la vida pasa tan rápido como uno quiere que pase. Y uno se siente anciano o joven cuando quiere. Yo, con mi usual espíritu cuadriculado, me siento un niño en ciertas ocasiones y un futuro viejo (no verde) en otras.

Tengo familiares que bordean los 90 años y tranquilamente podrían protagonizar comerciales de baterías duracell. Bailan y ríen con una facilidad poco creíble. Narran sus experiencias con un interesante tono a leyenda urbana de los años 20. Cuentan con alegría y orgullo las veces que han visto al equipo peruano de fútbol en un mundial. Y se vuelven unos niños arrugaditos cuando se les pregunta sobre los juegos que tenían en ese entonces.

Ya estoy haciendo chistes malos sobre mi edad. Solo creo que el cumplir años es un paso obligado cada doce meses. Es una celebración casi religiosa para los que tienen el espíritu juerguero y lujurioso. No sé como pasaré mi próximo onomástico. Debo pensar que con calor y con el polo casi pegado a mi espalda. Tomando muchas cosas heladas y comiendo casi hasta pecar de gula.

No considero que mi cumpleaños sea tan importante como para festejar con fuegos artificiales a la media noche y mucho menos que un año mas en mi calendario sea digno de una borrachera inolvidable. Un año más siempre será muchas experiencias más, siempre quedará en la memoria. Siempre se tendrán cosas nuevas que contar. Siempre se tendrán personas nuevas que saludar. Y es que ahora, con 21 años y un día, ya me suena a bastante. Y mañana mi bastante será más.
Este es un video que, con muy buena intención y con bastante cariño, me pasó Pamela el día de mi cumpleaños.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Mi viaje.



[Este post lo escribí días antes de regresar a Perú. No pude publicarlo antes. ]

No puedo comenzar el post sin mostrar al menos un poco de arrepentimiento por no haber podido publicar alguna entrada antes. No tuve tiempo de pensar y meditar sobre las cosas que pasan acá en gringolandia. Aunque ya gringos, en Florida, creo que quedan pocos.

Estoy a unos días de regresar a Perú y comenzar a trabajar. Las vacaciones se acaban y pues la realidad golpeará mis ojos en un par de días. No puedo negar que la pasé genial. A pesar que el tiempo de mi estadía se paso en un abrir y cerrar de ojos. Siento que fueron solo unos segundos los que he estado por estos simpáticos y automatizados lugares.

Mi contacto con Perú es por ahora solo mediante una tarjeta pre pagada color mostaza que, según el vendedor del supermercado, es buenísima para llamar a todas partes del mundo. Después de marcar cerca de veinticuatro dígitos en el teléfono inalámbrico negro que está posado a un lado de la sala de la casa de mi tía, me comunico con mi entrañable y usualmente somnolienta enamorada. Por otro lado, he visto las noticias peruanas en el canal cuatrocientos veintinueve de direc tv. Y siempre con tono ampuloso comentando las diversas buenas nuevas de mi país, que aunque no me crean algunos, se extraña demasiado.

La coyuntura norteamericana de estos días va por el lado político y económico. La mayoría de habitantes de estos suelos están con todo el cuidado que implica realizar el “income taxes” o como dicen algunos latinos, que suelen castellanizar algunas palabras, “el incontax”. Por otro lado, se están realizando las elecciones primarias y Hillary Clinton parece ser una candidata a tener en cuenta.

Este viaje ha sido gracioso y super ameno de principio a fin. He visto a familiares con los cuales no me veía hace varios años. Y he conocido a algunas personas nuevas. De esta categoría de nuevos conocidos, puedo incluir a un nuevo miembro de la familia. Se trata del esposo de mi prima hermana Silvia. Oscar, ecuatoriano de unos 23 años creo, se acopló a la familia sin ningún problema. Al menos a mi me pareció que ambos, ya viviendo solos, aprenderán mucho y maduraran sin darse cuenta. Me dio gusto por ambos. Se les ve bien. Lástima que en su cama tengan un hito en el medio ya que suelen tener problemas limítrofes a la hora de dormir.

Un 29 de enero, cumpleaños de mi hermana Marcia, partimos en un crucero rumbo a Bahamas. Nuevo país, mas trámites migratorios, mas sellos en el pasaporte. Vale la pena. En el crucero sentí unas ligeras arcadas y algunos vahídos poco constantes. Creo que comí muy rápido en el desayuno y me quede hecho todo un badulaque viendo por la ventana como se movía el barquito este de diez pisos. Llegamos y nos encontramos con muchos personajes peculiares. La mayor parte de los bahameños son negros robustos y altos. Al decir esto no me refiero solo a hombres. Las mujeres también tienen una fisonomía que muestra redondeces posteriores y un sobrepeso a causa de las hamburguesas y las papas fritas. El hotel en el que estuvimos tenía una salida a la playa muy simpática. Como ya sabrán, a mí la combinación de mar y arena no me gusta mucho. Debo confesar que estuve en la playa un par de horas los casi tres días que estuvimos por ahí. El cielo estaba despejado y el paisaje parecía de postal. Sin embargo me quedaba paseando por los distintos ambientes del hotel y disfrutando de los tragos que esa dichosa pulserita azul me permitía. Se pasaron los días y un 31 de enero, cumpleaños de mi hermana Tatiana, enrumbamos en el mismo crucero de regreso a Florida.

Ese fin de semana, el sábado 2 de febrero, iba a salir con mi prima, su esposo y una amiga de ellos. Teníamos una invitación a una discoteca en Fort Lauderdale. Yo había estado en Miami y retorné a West Palm Beach algo cansado. Oscar estaba un poco mal de salud y mi prima terminaba de trabajar tarde. No pudimos salir y decidimos quedarnos en casa de mi tía. Conversábamos en la mesa. Éramos mis tios Robert y Silvia, mis padres, mi prima, oscar y este desparejado conversador. Comenzamos tomando un poco de whisky que quedaba en una botella guardada en un rincón del mini bar de la casa. Luego probamos un macerado de pisco que parecía algo así como combustible para aviones. Todos querían algo más suave. Comenzamos con una botella de vino mucho más grande que las normales. Quizás el contenido de esta botella era similar al de una damajuana. Se acabó la botella. El karaoke estaba conectado y la canción que cantaban era una melodía de la gran Eva Ayllón que decía: “Estoy enamorada de mi país, estoy enamorada de este lugar”. Salió no se de donde una segunda botella. Esta vez el vino tenía un color distinto. Y la canción que sonaba en el karaoke ya tenía aires mas dolidos y las voces que las cantaban ya sonaban algo aguarrientosas. “Y si algún día te acuerdas de mi, recuerda que yo, te quise tanto. Y tú sin piedad te fuiste de mí. Sabiendo que te amaba, me pagaste mal”. Y se acabo la segunda y salió la tercera. También con un color distinto. Ya la canción era cantada por mi prima, quien dicho sea de paso tiene una voz espectacular. Se la dedicaba a su esposo y le decía: “Para que sepan todas, que tu me perteneces, con sangre de mis venas te marcaré la frente.” Ya eran casi las cuatro de la mañana y nos acercábamos al estado de beodos. Graciosa escena y anécdota para el recuerdo.

Al día siguiente tuvimos una parrillada con familiares y conocidos. Todo salió bien. y el karaoke fue también lo mas requerido de la tarde. Bailaban, conversaban, comían. Todo muy simpático. Una señora muy amena y siempre sonriente me preguntaba mi edad y que hago por la vida. Me comentó que tiene tres hijos y solo había ido con una. Se animó a llamar a una de sus hijas y decirle que había gente joven en esa reunión. Se disculpó por unos segundos y fue a traerla. Entró sonriente y con un brillo en los ojos. Mi prima me dijo: Tiene 17 años. Parecía de 21 o 22 dije yo. En la sala bailaban todo tipo de música. Yo, claro, solo veía y hacia intentos por mover mis pies. Pusieron una bachata e intentaban enseñarme a bailar. Debo intuir que lo hacía mal por las risas que escuchaba a mis espaldas. Se terminó la reunión y pues me di cuenta que habíamos pasado un gran momento entre todos.
Esas son unas de las muchas cosas que me han pasado hasta ahora en el viaje. No puedo contar cual periódico de todos los días los hechos que me ocurran. Tendría que sumergirme por lo menos todo un día en la computadora. La historia comenzó hace casi dos semanas en el aeropuerto Jorge Chavez. Y en unos días también terminará en ese mismo lugar. No quiero ser un embaucador ni nada por el estilo. Me han pasado miles de cosas más. Quizás la que está más al tanto es mi dormilona enamorada. No tengo fotos en esta computadora, así que no podré colgar fotografías del viaje. Cuando las tenga prometo poner por lo menos dos. Este viaje que ya termina me deja gratos recuerdos y simpáticas nuevas amistades. Ya pronto volveré y regresaré a la realidad.

domingo, 10 de febrero de 2008

Aviso parroquial

Para los frecuentes y no frecuentes lectores de este blog: Se les comunica que estaré publicando el siguiente post en no más de dos días.
No he tenido mucho tiempo. No he fallecido (aún). Broma de humor negro.
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