miércoles, 30 de septiembre de 2009

Para ser perfecto.


Tuve la oportunidad de tocar tus pupilas
mientras dormías sin respirar.
Por eso aprendí a herirte y a envenenarte.
Siempre con algunas pieles de hielo seco
algodón y tridentes hechos de venas, huesos y piedras.

No veo ya tu cicatriz
larga inequívoca
resplandeciendo algo de cabello semi muerto
con polvo de boca
labios filudos.

Entonces odio tu ombligo inexistente
perforado en mi imaginación.
Lo odio por ser perfecto como una ola del mar
siempre al mismo ritmo
y por recorrer mi mente con toda su forma
abismal
y otra vez inexistente.
Contadores Gratis
Contadores Web
Free counter and web stats