miércoles, 2 de enero de 2008

En esos 365.



Siguiendo la corriente festiva que por estos días invade todas las calles, le dije a mi vecino: Feliz año nuevo. El muy amargado papá pitufo de La Molina, me miró e insinuó un intento de sonrisa. Entendí que mi saludo cordial y añonuevero no tenía, para él, una mínima importancia. Ya había llegado el treinta y uno de diciembre y no tenia un boxer amarillo que ponerme y las uvas del mercado Santa Rosa, eran negras y con pepas. Intuyo que el viejo habitante de la casa contigua, estaba cansado de las uvas y quizás de ponerse calzones amarillentos. Quizás cansado de recordar cada fin de año, lo que pasó durante trescientos sesenta y cinco días. Qué tendrá aquel señor. Pero a mí, me hizo recordar.

El año anterior comenzó para mí, en una playa del sur. Con hielos y licores comprados en el, rubicundo y últimamente cumbiambesco, balneario de Asia. Con mi familia, una familia amiga y Jimena, quien en ese entonces cargaba con el peso social que significa ser mi enamorada. Estábamos en la terraza de la casa, la cual tenía una vista muy simpática, teníamos en las manos copas con champagne y en el equipo de música sonaba un disco de Juan Luis Guerra. Ese fue el inicio del año pasado, año en el que a mí me sucedieron cosas algo extrañas, incluso algunas con moralejas. Cosa que no quiere decir que todo mi entorno fue fabulesco y mucho menos que los protagonistas tuvieron comportamiento e influencia muy digna de un cuento.

Quizás el año que culminó, fue el año de los cambios. O al menos así lo sentí. Mi verano fue algo esclavizado por el trabajo que desempeñaba en la empresa de mi familia. Trabajaba desde las ocho de la mañana hasta la hora en que terminara. Si bien tenía ciertas licencias, también tenía responsabilidades. No puedo negar que la experiencia me sirvió, y bastante. A buenas cuentas, mi verano se centró en la fábrica. Yo, un confeso aburrido y un autodenominado cansado, prefería quedarme los fines de semana viendo televisión en mi cama. Con algo de tomar, y con unos shorts limpios y frescos. Estas y otras cosas personales, hicieron que mi relación con Jimena terminara. Por una decisión mutua y consensuada. A veces resultan así las cosas. Hoy con Jimena somos: grandes, confiables, queridos, entrañables y conversadores, amigos.

Al mismo tiempo en que mi relación terminaba, una nueva carrera comenzaba. Llegué al instituto que albergaría mis más apasionados sentimientos por el sonido. Y el cual me suministraría de los más interesantes conocimientos del mundo del sonido, audio y música (todo esto me sonó a publicidad institucional). Conocí nuevos y buenos amigos. Entendí distintas teorías sobre la vida. Como también distintas formas de tocar el teclado. Fue mi día a día. Risas y cigarros. Momentos serios y de estudio.

Compartí con amigos noches de juergas, de gileos y demás. Ciertos intentos de fiestas en casas que suelen ser tratadas con poca cautela por algunos invitados que, con cierto espíritu jovial y algo de excitación pachanguera, desmesuradamente liban cantidades majestuosas de licor hasta perder conciencia de los actos que realizan. Salidas nocturnas en carros y no sabiendo donde ir a tomar un trago un lunes por la noche. Partidas de poker jugadas con finos frijoles canarios del almuerzo del día siguiente. Almuerzos de distintas facultades de la Universidad de Lima, en los cuales las formas de apañamiento y las sacadas de vuelta eran inacabables (broma). Jornadas alentadoras del prestigioso equipo de fulbito “Jimmy no la ve” y la respectiva antesala con alguna cerveza del kiosco de la esquina. Estas fueron cosas que pasaron durante este año. Todas con el buen y ameno grupo de amigos con quienes, algunos años atrás, compartí aulas escolares y jornadas sabatinas o dominicales de mini olimpiadas.

Y fue así que, en alguna ocasión, comencé a tener conversaciones prolongadas con una simpática y alta joven. La cuál me atraía mediante su pericia a la hora del baile y su sonrisa de propaganda de ortodoncia. Pamela, me tomó por sorpresa. Ella, la chica que siempre veía en las reuniones de amigos, la que tenía siempre algo que comentarme y yo siempre algo que refutarle. Me enamoró. Y lo hizo, estoy seguro, sin darse cuenta. Después de cerca de nueve meses sin enamorada (tiempo corto o no, no lo se), me encaminé en una relación poco creíble por algunos y aplaudida por otros. Aquella relación que comenzó un martes de octubre, pasó de risas y amenas conversaciones, a una visita diaria en la unidad de cuidados intensivos de dos clínicas locales. Todo esto desde un viernes de noviembre. Aquella situación, aquel pequeño derrame, aquel aneurisma, la operación, los cuidados post operatorios, las conversaciones en la habitación de la clínica, las sonrisas que, aun teniendo dolor, mostraba. Hicieron que nuestra relación se fortalezca en magnitudes titánicas.

Estas cosas me vinieron a la mente. Es solo un somero recuento de ciertas particularidades de los anteriores trescientos sesenta y cinco días. Fueron, sin lugar a dudas, las cosas que resaltaron en todo este tiempo pasado. Este año comenzó con un fuerte abrazo a Pamela. Con un beso y deseándonos lo mejor para este dos mil ocho. Degustando carnes, a la parrilla, a termino medio y con ensaladas. Conversando, riendo y derrochando sarcasmo juerguero. Qué vendrá, no tengo idea. Espero que tenga cosas similares al dos mil siete, y cosas diferentes también. Total es un año bisiesto, serán veinticuatro horas mas que el año anterior, por ahí ya comienza algo distinto.

Se que es algo tardío, pero mas vale tarde que nunca. Feliz año para todos los incautos lectores que caen en la poca astucia de los escritos de este agradecido blogger.

[AVISOS]
-Muchas gracias a los que me animaron a abrir el blog, a los que pasan el link del blog, a los que comentan en algunos posts.
-Se que no he llamado a ningún amigo y no he mandado esos mails deseando lo mejor para el 2008, mi saludo va por estas líneas. Feliz año nuevo.

1 comentarios:

Blogger Daniela F. ha dicho...

aaaaah!!!!!!! q linda tu historia con pamela!!! fue el momento perfecto para q le dmostraras cuanto t importaba... q linda historia de amor! me emociono (y ya te lo expresé por MSN)

5 de mayo de 2008, 23:08  

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