viernes, 7 de diciembre de 2007

Ele de Loser


Sin lugar a dudas la gente suele etiquetar a todo el mundo. No puedo negar que yo también lo hago, no con frecuencia pero al fin y al cabo lo hago. Son de dominio público frases como “este tipo es un gileraso”, “esta tipa es una zorra” (entiendase por zorra a aquella jovenzuela que ejerce el banqueteo popular y/o posee fama de ofertar cosas mas apetecibles que una big mac) y hasta las antológicas “es un perdedor”, “es un ganador”.

Yo, y solo yo, en mis espectaculares veinte años. He escuchado estas frases una cantidad similar a las veces que he visto a Federico Salazar leer las noticias por las mañanas. Y debo admitir que las que llaman mi burda y pacharaca atención son las referidas a perdedores y ganadores. Quizá es porque no entiendo en que consiste ser un ganador y un perdedor, no capto la majestuosidad del juego que hay que ganar, y pues, tampoco entra en mi traducción social que ocasión derrotista nos hace losers (como dice una blonda amiga mía).

A raíz de esto, mi preocupación por este tema (tan importante en mi formación profesional y humanística) creció de un modo casi alarmante. Me puse a pensar en cuales son los requisitos para pertenecer al club de los ganadores y así mismo, qué se requiere para ser admitido en el marginal, pero selecto, grupo de los perdedores (suena mas chistoso loser, pero en fin). La investigación monográfica me tomó mucho tiempo, cervezas y cigarros con amigos. Gratas conversaciones, contando infinidad de experiencias de años anteriores y sin lugar a dudas quejas sobre problemas con las mujeres.

Es que es así, en el caso de los hombres, si somos ganadores o perdedores queda en función a como va nuestra relación con el sexo opuesto y cada cuanto mantenemos alguna relación horizontal con alguna muchacha amiga nuestra o ni tan amiga a veces. En mi caso, yo no se en que grupo de clasificación humana estaré. Tengo claro que disto de ser un Christian Meier, el zorro con capa y espada, de bigote y bíceps algo inflados. Tampoco el tipo totalmente gentleman y con un bronceado a lo pollo a la brasa, como lo es Luis Miguel. O en todo caso un tipo con pelo entre cano, y una sonrisa prominente como George Clooney.
Muy por el contrario, no me peino, no soy gentleman, ando desaliñado, prefiero leer a escuchar reggaeton, y por sobre todas cosas y lo que es sinónimo de fracaso social, no me se las canciones de moda (me quede en la mesa que mas aplauda).

Creo que por ahí encuentro la respuesta a los continuos desplantes que he recibido por parte de algunas chicas por las cuales he llegado a sentir algo, o en su defecto que simplemente me gustaban. Recuerdo con gratitud y algo de coraje a la vez, una ocasión en la que le dije a una muchacha algunas cosas quizá demasiado sweets o muy dignas de un papanatas, que piensa que por el hecho de haber salido una vez y ni si quiera haberse cogido de las manos, ya puede casarse con ella.

Estábamos en la puerta de su casa, ella parada bajo el marco de la entrada y yo apoyado muy inteligentemente en un poste. Tenía en mis manos una bolsa de galletas pipos, las cuales eran deglutidas a una velocidad poco creíble. Sabía, no se porque, que no me daría bola. Pero yo fiel al castigo, comencé lo que sería el fin de aquella amistad. Mi burocrático discurso de aquel día fue algo así: “ojala no te moleste, pero tengo algo que decirte. Eres muy bonita y estoy empezando a enamorarme de ti. Quieres ser mi enamorada?”. Obviamente la respuesta fue un gélido y rotundo, “no gracias” (ese que se suele decir cuando te invitan algo). Yo estaba con el orgullo metido entre los cordones de mis zapatos. No sabía que hacer. Me di la vuelta y me fui. Caminé media cuadra, llegue a la esquina. Doblé a la derecha. Tomé un taxi. Ya sentado, saqué mi celular y comencé a escribir un mensaje: “hola, sorry por irme así, era broma por siaca”. Ahora que lo pienso, que tal cantidad de sandeces que he hecho, tenía unos tiernos catorce años. Debo ir a la iglesia a confesarme por estas actitudes. Ojala diosito me perdone.

Pero al igual que la selección peruana de fútbol, mis partiditos buenos he tenido. Tenía veinte años recien cumplidos y mi pasión por la música me llevó a un concierto de violines y chelos en algún local miraflorino. Estaba con dos amigos, los cuales cordialmente me pagaron la entrada y me invitaron un vodka tonic. Recuerdo que se encontraron con un grupo de personas, conocidos de ellos. En ese grupo se encontraba una joven de pelo castaño claro y rizado, ojos verdes y mejillas perfectas para peñiscar. Le pregunté si le gustaba como tocaba el violín el tipo del saco negro. Sonrío y me dijo: no toca, intenta tocar. Me reí también. Conversamos, fumamos cigarros, le invite unos tragos. Terminado el espectáculo, me ofrecí a llevarla a su casa en mi espectacular hyundai accent. Accedió, vivía con sus tías en un departamento en san Borja. Nos quedamos hablando en su sala, le comenté que hace poco había terminado una relación. Hablamos y hablamos, nos reímos y nos reímos, nos besamos y nos besamos.
Me dio su correo electrónico, pero me advirtió que no lo suele revisar mucho, y el Messenger no es para ella. Ya luego de una semana aproximadamente, veo que tenía un correo nuevo en mi bandeja de entrada. Era de ella. decia:

Hola Cesar:
Te resultará, apresurado y quizá tonto. Pero he preferido decirte estas cosas por mail. Tienes la capacidad de llamar mi atención muy rapidamente, mantenerme atenta a cualquier cosa q me digas, y hasta hacerme cambiar de opinión sobre la musica de Björk
Espero no t asustes. Es solo sinceridad. No t creas. No quiero una relacion y tu tampoco.
Suerte querido dj
Besos
Sandra


Yo, sinceramente no estaba con ganas de salir con alguien y mucho menos estar en una relación. Y por lo visto ella tampoco. No he vuelto a saber de ella hasta ahora. Confieso que ese fue un partido ganado. Me sentí morbosamente ganador. Pero, aún no se a quien le gané.

Pienso y medito, no me parece que el ser ganador o perdedor dependa de eso. Discrepo con la idea de pensar en si me darán bola o no. Perdida de tiempo. Purita mierda. Me importa un garbanzo si me tildan de ganador o perdedor. Después de todo, he ganado algunos, he perdido otros, no lo se. Vivo, porque vivo, y si me relaciono con alguien no le importa a nadie mas que a mi. Que rayos. Me gusta empatar.
Aca Beck admitiendo lo de loser.

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

siempre he tenido la impresión que el sentirse ganador o perdedor va con lo que cada uno siente de sí mismo, de cuán feliz eres con lo que tienes y con lo que haces, y eso dista de ser igual en las personas, en todo caso lo que hoy me hace sentir ganador mañana quizás no lo hará y quizás la percepción ganadora que tenga hoy será mi percepción perdedora mañana.

10 de diciembre de 2007, 13:51  
Blogger Cesar Melgar. ha dicho...

Comentario filosofal y acertado de candelo. Se agradecen las visitas, comentarios y sugerencias. Sobre todo en horas de trabajo.

10 de diciembre de 2007, 14:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

simpatico tu blog de Ele de Loser...creo q te han marginado tanto con esa frase q necesitabas contarla!...( acabo de poner mi pulgar y el dedo q le sigue haciendo una L...esa va para ti!)

19 de diciembre de 2007, 0:21  
Blogger Cesar Melgar. ha dicho...

[RESPUESTA]:Pues sí, suelo ser algo loser para algunas cosas. Y un reverendo tetelemeque para otras. Saludos y gracias por comentar.

19 de diciembre de 2007, 0:26  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Yo me sentido ganadora muchas veces!cuando he participado en aquellos concursos de poesía o coreografías de baile en los famosos "juegos florales" o al haber obtenido alguna nota q me merecia debido a mi esfuerzo. Pero más que eso no. Y es cierto, si algo q hice o pasó me hizo sentir bien o mal, no me otorga ningún título o me pone en ninguna categoría.
Muy bueno tu post, como todos los demás. No hay duda de que lo haces muy bien!!! yo tb kiero, enseñame!!!!!!!! :) besooooo

28 de diciembre de 2007, 18:07  

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